Ningun conocimiento se nos da si no existe en nosotros la voluntad de conocer, ninguna droga nos salva si no queremos ser salvados.


"La experiencia más hermosa que podemos tener es lo misterioso. Es la emoción fundamental de la que
nace todo arte y ciencia verdaderos. Quien no la conozca y ya no pueda sorprenderse ni maravillarse, es
como si estuviera muerto y sus ojos estuvieran cerrados"

"Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!"


sábado, 20 de octubre de 2012

Dos años después del derrame de petróleo en el Golfo de México

Han pasado dos años desde que la tragedia de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon causara 11 muertos, 17 heridos y el derrame de petróleo más grave ocurrido en el Golfo de México. La gran mancha de óleo afectó a zonas de México, Estados Unidos y Cuba durante los 5 meses que duró el vertido más otros tantos posteriores en los que se realizaron labores de limpieza profunda de las aguas.



Pero, ¿qué ha ocurrido después? Mucho se habló en su momento del gran desastre pero, como suele suceder en estos casos, pronto quedó en el olvido de los medios de comunicación. Las cosas, aparentemente, volvieron a la normalidad gracias a los esfuerzos de miles de esforzados trabajadores y voluntarios que realizaron labores de limpieza. La arena volvió a ser blanca y el verde esmeralda de las aguas volvió a albergar mariscos que ya pueden ser consumidos por turistas y lugareños. Pero esto solo es apariencia.



Dos años después y con varios millones de dólares invertidos en trabajos e investigación, la situación sigue siendo alarmante en las aguas del Golfo de México. Se utilizaron dos millones de galones de dispersante para disolver el aceite y los resultados no están siendo tan satisfactorio como se esperaba. De hecho, el zoooplancton, el alimento de millones de peces, sigue contaminado por el petróleo, muchos delfines y peces son arrastrados a las playas con signos de enfermedad y han desaparecido algunas especies de la zona, como la trucha moteada.


Tan poco satisfactorios están siendo los efectos del disolvente que siguen llegando bolas de alquitrán a las islas y costas del Golfo de México. También se ha constatado que gruesas alfombras de alquitrán se siguen asentando en los fondos ya que se sigue arrojando petróleo al mar a través de las fugas de otras plataformas repartidas por todo el golfo. A todo esto, hay que sumarle la alta contaminación procedente del río Mississippi, que nadie se ha encargado de atajar, y la contaminación de buques y embarcaciones en su tránsito por el Golfo.


En definitiva, el desastre del Golfo no ha terminado. Se ha hecho un lavado de cara para eliminar lo aparente pero bajo las aguas se esconden las terribles consecuencias de aquel error humano que provocó la explosión de la plataforma petrolífera. Todavía pasará mucho tiempo antes de que las aguas del golfo lleguen a ser, al menos, como el instante antes del desastre, un desastre que no debemos olvidar.

Fuente: Gladyzs

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