Ningun conocimiento se nos da si no existe en nosotros la voluntad de conocer, ninguna droga nos salva si no queremos ser salvados.


"La experiencia más hermosa que podemos tener es lo misterioso. Es la emoción fundamental de la que
nace todo arte y ciencia verdaderos. Quien no la conozca y ya no pueda sorprenderse ni maravillarse, es
como si estuviera muerto y sus ojos estuvieran cerrados"

"Nada de lo que escuches, sin importar quien lo diga.
Nada de lo que leas, sin importar dónde esté escrito.
Nada debes aceptar, sin previo discernirlo.
Y por ti mismo, deberás decidir su validez o no.
¡Investiga!"


domingo, 21 de octubre de 2012

Anomalías en Júpiter ¿deberíamos tomarlas en serio?

Esta es de las informaciones que pocos tienen la capacidad de tomarse en serio, así que vayamos al grano para no hacerle perder el tiempo a demasiada gente…


 

Júpiter sufre una transformación planetaria. Golpeado continuamente por pequeñas rocas espaciales -el último impacto conocido se produjo el pasado 10 de septiembre- , el quinto planeta del Sistema Solar ha visto en los últimos años cómo los anchos cinturones de su atmósfera están cambiando de color, los puntos calientes provocados por la radiación desaparecen y reaparecen como por arte de magia y las nubes se ciernen sobre una parte de este extraño mundo mientras se disipan sobre otro.
[...]“Parece que a Júpiter le están dando una paliza inusual estos últimos años, pero creemos que este aumento aparente en realidad tiene que ver con que cada vez más astrónomos aficionados apuntan sus telescopios hacia Júpiter y ayudan a los científicos a mantener un mejor control sobre el planeta», dice Orton. En definitiva, el bombardeo no lo explica todo.
(Fuente: ABC Ciencia)
Tiene razón, el bombardeo no lo explica todo. Hagamos memoria y vayamos hacia atrás en el tiempo. Pero antes recordemos que Júpiter está considerado el escudo más eficaz contra asteroides de que dispone la Tierra. Su gran masa y, por lo tanto, su fuerte campo gravitatorio, lo convierten en el gran obstáculo para aquellos objetos procedentes de las zonas externas del Sistema Solar. De ahí que lo que le ocurra sea algo más que una anécdota.

Si aumentan los impactos sobre este gigante gaseoso, habrá que suponer, si eres una persona seria y equilibrada, que hay muchos más astrónomos aficionados descubriendo cosas. Si eres un paria que no se olvida de los datos recogidos en los últimos años y puede escribir, y pensar, lo que le apetece porque no tiene reputación alguna que mantener, te da por considerar otra posibilidad: que la entrada de rocas en nuestro sistema solar está aumentando.
Marzo de 2011:
Entre los días 13 y 22 de diciembre de 2010 la sonda SOHO registró la más abundante precipitación de cometas sobre el Sol hasta ahora conocida. Estos objetos que se zambullen en nuestra estrella se denominan “raspadores solares” y el SOHO suele detectar uno de ellos cada varios días. “Pero 25 cometas en apenas diez días… eso es una observación sin precedentes”, dice Karl Battams, del Laboratorio de Investigaciones Navales de Washington D.C.
Los raspadores solares, también conocidos como “familia Kreutz” en honor al astrónomo Heinrich Kreutz, quien durante el siglo XIX fue el primero en estudiarlos como grupo, están considerados fragmentos de un único objeto de gran tamaño que debió hacerse pedazos hace varios siglos, en concreto el Gran Cometa avistado en el año 1106.
La tormenta de cometas que tuvo lugar en diciembre de 2010 podría presagiar la llegada de un raspador solar mucho más grande, algo que podría ser presenciado por las personas a simple vista y, quizás, a plena luz del día. ”Es sólo cuestión de tiempo”, dice Battams. “Sabemos que por allí andan algunos cometas grandes”.
(Fuente)
Agosto de 2012:
NASA ha confirmado que un ingrediente fundamental para la formación de las nubes noctilucentes está en el material cósmico dejado por los meteoritos.
Recordemos que se trata de un tipo de nubes de color azul plata que brillan en la oscuridad y que se forman en la alta atmósfera, a unos ochenta kilómetros de altura. Hasta hace poco, había que irse a los polos para contemplarlas, pero en los últimos tiempos su presencia se está incrementando tanto en alcance geográfico como en número de apariciones, hasta el punto de que ya forman parte de los cielos escandinavos y del norte de Estados Unidos.
Luego, si aumentan las nubes noctilucentes, y su formación tiene algo que ver con los meteoritos… ¿está aumentando el número de objetos que entran en la atmósfera terrestre? Sea como sea, se ve que su peligro no radica sólo en los impactos.
(Fuente)
Un mes antes, julio de 2012:
Existen otros estudios desde los años ochenta por los que el origen de la humedad en la mesosfera se atribuye a otro fenómeno muy diferente: la entrada de materia cósmica en la atmósfera. Resulta curioso haber encontrado algunos de estos informes en ámbitos relacionados con lo militar. Le da caché al asunto…
Por añadir otro ejemplo, científicos de los laboratorios estadounidenses de Sandia y Los Álamos, también relacionados con el Departamento de Defensa de EE.UU., subrayaron la importancia de esta hipótesis en un artículo publicado en Nature en 2005 al afirmar que no somos conscientes de la gran cantidad de materia cósmica que entra en nuestra atmósfera y de su capacidad para alterar el clima.
Hay quienes incluso, siguiendo esta linea, han propuesto el evento de Tunguska como posible causante del incremento de temperaturas en el siglo XX. Es el caso de Vladimir Shaidurov, de la Academia Rusa de Ciencias, que señalaba en 2006 la posibilidad de que las importantes alteraciones que aquel suceso infringió en la atmósfera habrían tenido algo que ver con el calentamiento global de las décadas posteriores, aunque no es suficiente como fenómeno único, sino sumatorio, pues no explica los años anteriores.
En 2009, se confirmó que la tendencia en las capas altas de la atmósfera iba en aumento, al haberse registrado un enfriamiento “dramático”, según los titulares. Esto implica que, en realidad, podríamos estar asistiendo a un aumento de la materia cósmica que ronda nuestro vecindario.
Si esto fuera así, los cambios no estarían afectando únicamente a la Tierra, sino a todo el Sistema Solar. Y parece que podrían existir varias pistas al respecto.Anomalías en los planetasaumento de cometas raspadores, radiaciones electromagnéticas desconocidas, aumento de objetos cercanos a la Tierra. Pero, de nuevo, la tecnología es el problema. ¿Estaban ahí y no teníamos los medios para verlos o forman parte de algún proceso en curso? Difícilmente lo sabremos.
De hecho, el aumento de asteroides y bolas de fuego en los cielos es una constante de los últimos tiempos.
(Fuente)
En 2009 Estados Unidos declaró como sujeta a secreto militar la información sobre meteoros extraída de los satélites destinados a tal efecto:
A recent U.S. military policy decision now explicitly states that observations by hush-hush government spacecraft of incoming bolides and fireballs are classified secret and are not to be released, SPACE.com has learned.
(Fuente: Space.com)
En 2007 se había reconocido la importancia de atender a los pequeños asteroides tras comprobar, mediante simulaciones de ordenador, que su poder destructivo era mucho mayor del que se pensaba hasta entonces, no por su impacto sino por explosiones en la atmósfera al estilo Tunguska.
The fact that a relatively small asteroid could still cause such a massive explosion suggests “we should be making more efforts at detecting the smaller ones than we have till now,” said researcher Mark Boslough, a physicist at Sandia National Laboratory in Albuquerque, N.M.
(Fuente: Space.com)

A todo esto, ¿por qué iba a aumentar el número de asteroides y cometas? Valga decir que no conocer las causas no exime de sufrir las consecuencias. Pero bueno, como este es un mundo racional, aventuremos alguna locura.
Febrero de 2011:
La semana pasada, la NASA publicaba un artículo en su página web respondiendo a las principales dudas surgidas a raíz del enorme éxito que ha tenido la misión WISE (“Wide-Field Infrared Survey Explorer”), un telescopio de infrarrojos cuyos mayores logros hasta la fecha han sido tan sonados como el descubrimiento de 33000 nuevos asteroides en el cinturón principal entre Marte y Júpiter, o  los 134 objetos cercanos a la Tierra de los que hasta ahora no se tenía noticia alguna.
Y una de las mayores dudas en torno a WISE es la posible existencia de Tyche, un supuesto planeta que podría ser hasta cuatro veces mayor que Júpiter, es decir, unas 1200 veces el tamaño de la Tierra. En abril de 2010, los astrónomos John Matese y Daniel Whitmire, de la Universidad de Lousiana, proponían la posible existencia de tal planeta en la nube de Oort y suponían que la sonda WISE podría haber encontrados pruebas al respecto. Su estudio fue publicado por la revista científica Icarus en noviembre de 201o.
Desde el descubrimiento de Neptuno en 1846, son legión los que han hablado del planeta X, la incógnita que buscan los astrónomos para explicar las irregularidades orbitales del octavo planeta de nuestro sistema. Posteriormente se descubrió Plutón, pero no cumple los requisitos para ser X, con lo que la búsqueda continúa. De hecho, la ciencia descatalogó a Plutón como planeta en 2006.
La nube de Oort es una zona oscura situada a las afueras del Sistema Solar, a un año luz de nuestra estrella, y de donde se cree, pues aún no ha podido ser observada de manera directa, que provienen todos los cometas de larga duración, aquellos que tardan miles de años en completar su órbita, y gran parte de los de corta duración. Debido a las constantes y notables perturbaciones que se detectan en dicha región y que fueron descubiertas por el satélite IRAS en 1983, han sido muchos los que han especulado con la existencia de un objeto de enormes proporciones en el interior de Oort.
(Fuente)
La existencia de un objeto masivo, ya sea planeta o enana marrón, cuya órbita perturbe la nube cada cierto tiempo, generaría una lluvia de pedruscos a tener en cuenta por estos lares. Pero aún no se ha descubierto nada, así que… astrónomos aficionados que en el mundo habitáis: cada día sois más linces.
Enhorabuena…

Fuente: Erraticario

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